Que dijo su mamá que siempre sí y ¡Vámonooooooos, venta para los abonados! ¿De qué sirvió que me despertara temprano para irme a formar (como lo hicieron bastantes personas) para conseguir un boleto del Santos vs. América? Ahí nomás llegando me dijo el señorito de una tienda de artículos deportivos: “Puro de $350 pa’rriba, compa”. –¿Y los de $120? –pregunté. “N’ombre, esos ya se acabaron desde ayer” –me contestó.
Como lo hicieron bastantes personas, me retiré con un sabor en la boca de insatisfacción, pues, por una parte quería conocer por dentro el inmueble del que tanto se ha hablado últimamente, y por otra parte, quería ver de cerca el desplume de las aguilillas por parte del guerrero.
Y también como lo hicieron bastantes personas, me enfadé con la institución y hasta con los abonados (que no tienen la culpa, al contrario, privilegiados que son, y tienen su derecho: pagaron toda la temporada. A todos ellos ¡Enhorabuena!).
La verdad, desconozco el boletaje para los precios bajos, pero al menos han de ser unos 10,000 sino es que llega hasta los 15,000, lo cual me hace preguntar si en realidad había tantos abonados en la antigua “Casa del dolor ajeno”.
Con un rostro un tanto descompuesto y mi andar cabizbajo y desanimado, voy a ver el partido por la televisión; pero (como bastantes personas) me quedo con una sonrisa traviesa con mis 120 varitos, imaginándome un par de helados caguamones.
Como lo hicieron bastantes personas, me retiré con un sabor en la boca de insatisfacción, pues, por una parte quería conocer por dentro el inmueble del que tanto se ha hablado últimamente, y por otra parte, quería ver de cerca el desplume de las aguilillas por parte del guerrero.
Y también como lo hicieron bastantes personas, me enfadé con la institución y hasta con los abonados (que no tienen la culpa, al contrario, privilegiados que son, y tienen su derecho: pagaron toda la temporada. A todos ellos ¡Enhorabuena!).
La verdad, desconozco el boletaje para los precios bajos, pero al menos han de ser unos 10,000 sino es que llega hasta los 15,000, lo cual me hace preguntar si en realidad había tantos abonados en la antigua “Casa del dolor ajeno”.
Con un rostro un tanto descompuesto y mi andar cabizbajo y desanimado, voy a ver el partido por la televisión; pero (como bastantes personas) me quedo con una sonrisa traviesa con mis 120 varitos, imaginándome un par de helados caguamones.
P.D. Hablando de bicicletas en almíbar, ¿Ya vieron la foto en el título del blog? Se llama Nopal con sol, cortesía de Trejo. Saludos.
Texto: Jesús Cáñez
Imagen: Jesús López de Lara Gamón.